Gabriel y Galán. Poesías

Romance

Escrito para dar las gracias a Don José Ibarrola Muñoz, elocuente Abogado del Colegio de Cáceres, por haber defendido gratuitamente, y con éxito completo, a dos criados del poeta acusados de haber perpetrado un homicidio en Guijo de Granadilla en el año 1904.

A vos, el de aquestas tierras
Marco Tulio Cicerón,
fincado en Castra Cecilia
para dalle grande honor,
estas letras vos dirige
desde su escuro rincón
uno de vos muy devoto
castellano rimador,
que de los vuesos talentos
fizo siempre admiración.

La mi lengua de Castilla
vos debe mieles a vos,
que con los vuesos decires
acrecéis en él su dulzor.

Discreto e perito en letras,
honrado e justo varón
sabio y avisado en Leyes
e siempre grande orador.
Háme narrado la Fama
que pregonera pasó,
cabe los muros cerrados
de la mi pobre mansión
muy sonoras y halagüeras,
muy grandes cosas de vos
tales que si yo no fuese
como el Cielo me crió;
naturalmente humildoso
y esquivo de la ambición,
me diérais vos grande envidia,
diéraisme grande amargor,
que todas vuesas coronas
quisiera ceñillas yo. –>

Háme la Fama contado

que cada vuesa oración

es ansi como uno de agua
regato platicador,
que con la su linfa pura
cantina en curso y en son,
dale regalo al oído
y al campo dale frescor;
es ansi cual dulcedumbre
de sonorosa canción,
que el ruiseñor en amores
derrama en noche de amor;
es ansi como aire quedo
que la alameda movió
cuando en el mes más galano
nace sin nubes el sol…
o es ansi como espumoso
correr de un río veloz
que ensordece la ribera
con el su gigante son;
o ansi cual derrumbamiento
de torrente bramador,
que vertido de las sierras
el ancho valle inundó;
o tal como torbellino
del huracán volador
que todo aquello que topa
se lo arrebata veloz.

Magia en la vuestra palabra,
magia tenedes, señor,
e agora, agora ya entiendo 
por qué al hombre más feroz –>
magüer le tenga de piedra
le ablandáis el corazón.

E agora voy yo sintiendo
contentamiento mayor
de que el decir que en los labios
vos puso un soplo de Dios,
lo enderecéis a la empresa
de conquistar el perdón,
ansi del que es perseguido
siendo más limpio que el sol,
como de es otro que es débil
y por ser tal delinquió.

Que Nuestro Señor vos guarde
guárdevos Nuestro Señor,
que muchos pobres cuitados
habrán menester de vos,
e no ha de pesarvos nunca
facerles grande favor,
que los pobres agradecen
las cosas del corazón,
e si alguno mal pagara
Dios es muy fiel pagador.

En romance vos lo rezo
que ansi mí abuelo fabló
con aquella fabla ruda
que endulzáis agora vos.

En la mi lengua nativa
vos lo digo, en otra non;
¡Guárdevos Santa Marina!
¡Guárdevos Nuestro Señor!

José María Gabriel y Galán

FICHA: Romance / José Mª Gabriel y Galán. — Cáceres : Tip.de «El Noticiero», 1904. 1 h. ; 32 cm. Escrito para dar las gracias a Don José Ibarrola Muñoz, elocuente abogado del Colegio de Cáceres, por haber defendido gratuitamente y con éxito completo, a dos criados del poeta acusados de haber perpetrado un homicidio en Guijo de Granadilla en el año 1904. (sign.12661)

 

Las sementeras

I

Con el relente que le da tempero
la madrugada roció la tierra.
Se siente frío en la besana húmeda;
el terruño está solo. Ya alborea.
Lo dice, levantándose del surco,
la alondra mañanera;
que desgrana en el aire el de sus trinos,
hilo copioso de sonantes perlas.

Ya sale el sol de las mañanas tibias,
ya sale el sol de las mañanas buenas,
sol de salud, incubador de gérmenes,
sol de la sementera.

No tiene más testigos y cantares
que yo y la alondra, en la besana escueta,
ni más espejos que el regato limpio
y el rocío en las puntas de la hierba.

Viene triunfante, coronado de oro;
radiante viene levantando nieblas
y evaporando el matinal relente
que parece el aliento de la tierra.

Ya llegan mis gañanes con las yuntas
canturreando la canción primera,
que les arranca el equilibrio plácido
del bien venir de la mañana buena.

Rayando los timones el camino,
y en alto la mancera,
vienen los bueyes, con la cruz que forman
el yugo y el arado, en la cabeza.
Ya escucho golpes secos
de mazos y de azuelas,
silbidos cariñosos,
nombres de bueyes que en besana entran,
y uno que suena compasado ruido,
como de riego de menudas perlas,
al desplegarse el abanico de oro
de la simiente que los mozos riegan.

Estoy en el repecho
presidiendo mi hermosa sementera.
Todo lo escucho con avaro oído:
el blando hundirse de las anchas rejas;
el suave rodar hacia los lodos
de la mullida tierra;
el alentar pujante de los bueyes,
de cuyos bezos charolados cuelgan
tenues hilos de baba transparente
que el manso andar no quiebra;
aquel pausado y firme
posar de sus pezuñas gigantescas;,
el crujir dormilón de las coyundas
que el yugo pulimentan;
un aliento de brisa tan suave
que apenas se menea,
un hondo y general rumor de vida
y un mido sordo de pujante brega.

Y tal como si el alma del terruño
viniese toda condensada en ella,
la tonada de arar surge solemne,
la tonada de arar al alma llega,
cantando cosas dulces;
diciendo cosas buenas. Sus mansas recaídas
parece que remedan
la suavidad de las laderas dulces
de la ondulante castellana tierra,
o el tranquilo vaivén de los pensares
que el mar ondulan de las almas serias.
Y a mí también me hablan
sus lánguidas cadencias
del bien gozar los apacibles goces,
del bien llorar las bendecidas penas,
del buen amor de la mujer fecunda,
del bien sentir la paternal querencia,
y de un vivir sereno,
fuerte y seguro como aquel que llevan,
paso de hierro sobre tierra blanda,
los mansos bueyes de gigantes fuerzas.

II

Cruzan el cielo nubecillas tenues

que parecen blanquísimas guedejas
cortadas del vellón inmaculado
que dieron en abril las corderuelas.
El sol, baña el terruño;
se ve crecer la hierba.
y huele a tierra húmeda
cargada de promesas.

¡Qué dulce es presidir desde el repecho
su propia sementera,
si el cielo es transparente, fresco el aire,
húmeda y fértil la esponjada tierra,
el sol templado, la simiente sana,
robustas las parejas,
alegres los gañanes,
la tonada de arar sentida y lenta,
sabroso el pan de casa,
y el agua del regato limpia y fresca!

La mente embebecida
se carga entonces de memorias bellas;
del lado del hogar me vienen todas,
que el hogar es el cielo de la tierra;
la paz de mi vivir me las regala
y en paz el corazón las paladea.
¡Aquella del hogar sí que es hermosa!
¡Aquella si que es santa sementera!
También yo la presido,
también Dios la bendice y la gobierna.
Dios encendió en el cielo de la vida
el sol de los amores para ella,
para que al fuego santo
las almas y las sangres se fundieran;
Dios le da noches de fecundas horas
y luengos días de apacibles treguas…
¡Horas sin luz que velen sus misterios!
¡Y horas de sol que sus entrañas templan!
¡Señor; que das la vida!
Dame ,salud, y amor, y sol, y tierra,
y yo te pagaré con campos ricos
en ambas sementeras.

José María Gabriel y Galán
(Dibujo de Regidor)

Sólo para mi lugar

Versos leídos por su autor ante el pueblo de Guijo dé Granadilla,
al recibir el honroso título de hijo adoptivo del mismo.
13 de Abril de 1903.

EL Guijo tiene otro hijo

desde este grato momento:

¡Yo soy el hijo que al Guijo

le da vuestro Ayuntamiento!

Pueblo que obsequia a mi poeta,

es pueblo con intuiciones,

con instinto que interpreta

del Arte las creaciones;

pueblo que sabe pensar,

pueblo que sabe sentir,

pueblo que se sabe honrar,

pueblo que aspira a vivir;

pueblo discreto que advierte

que sin cultura es suicida,

porque la ignorancia es muerte,

porque la cultura es vida.

Pueblo que ama la belleza,

es pueblo con ideales,

con instintos de nobleza,

con jugos sentimentales;

pueblo con orientaciones,

pueblo con ricos alientos,

pueblo donde hay corazones

y donde hay entendimientos;

pueblo que el alma conquista

de quien la suya interpreta,

pueblo que es también artista,

¡Pueblo que es también poeta!

 

¡Ese es el Guijo, señores;

pueblo que el pan conquistando

va entre ríos de sudores

trabajando, trabajando;

pueblo que brega y se afana

con esfuerzos singulares

para que el pan de mañana

no falte de sus hogares;

y holgando alegre este día

después de la brega dura,

celebra con alegría

una fiesta que es cultura.

Fiesta que me ha dedicado

un celoso Ayuntamiento

para quien tengo guardado

profundo agradecimiento.

Una fiesta que es más bella

porque en ella no hay pasiones,

ni hay ruines miras en ella,

ni luchas, ni divisiones,

Veros hoy aquí reunidos,

me causa el mayor placer.

¡Siempre en paz y siempre unidos

os quisiera á todos ver!

¡Odiad esas luchas ruines

y esos empeños mezquinos

que llevan á malos fines

por detestables caminos!

¡Odiad esas divisiones

que a los pueblos desbaratan,

porque encienden las pasiones

y toda obra buena matan!

Seguid mi honrado consejo,

porque pueblos divididos,

dice un adagio muy viejo

que serán pueblos perdidos.

La guerra abate y quebranta,

la paz eleva e ilumina;

¡Todo la paz lo levanta!

¡Todo la guerra lo arruina!

Odiad a todo enemigo

de la paz y de la unión,

porque la guerra es castigo,

principio de perdición.

Lejos del Guijo, muy lejos,

un mal enemigo habita

que da perversos consejos

cuando los pueblos ,visita.

Nunca semilla bendita

viene su mano sembrando:

torpe cizaña maldita

suele venir derramando.

¿Extrañaréis si no digo

por vuestro bien e interés

el nombre de ese enemigo?

¡Pues la Política es!

La Política de ahora

que al bien ajeno no aspira;

la Política traidora,

que es una inmensa mentira.

Viene promesas haciendo

que nunca piensa cumplir;

favores viene pidiendo,

mentiras viene a decir.

Y cuando triunfa y se aleja

para hundirse en la ciudad,

la guerra en los pueblos deja

y ella se lleva la paz.

Que venga, sí, cuando quiera,

servidla como queráis,

pero por una embustera

jamás vuestra unión rompáis.

Porque pueblos bien unidos

son pueblos bien gobernados,

pueblos al bien dirigidos,

pueblos bien administrados;

y está en la paz la riqueza,

y está la fuerza en la unión,

y en la guerra la pobreza,

la ruina y la perdición.

 

Siempre hacia el Guijo he sentido

amor de alma agradecida:

mis hijos aquí han nacido

y aquí vivo yo mi vida.

Y no habéis imaginado

lo mucho que os agradezco

que todos me habéis tratado

tal vez mejor que merezco.

Yo he procurado también

vivir con todos leal,

siempre aconsejando el bien,

siempre detestando el mal;

y si en mi mano estuviera,

sabed que yo no dejara

discordia que no rompiera

ni rencor que no acabara.

Por eso orgulloso creo

que digo verdad si digo,

que entre vosotros no veo

nadie que sea mi enemigo.

Siempre el Guijo me ha inspirado

sincera y gran simpatía,

pero sabed que ha aumentado

notablemente este día.

El Guijo tiene otro hijo

desde este grato momento.

¡Yo soy el hijo que al Guijo

le da vuestro Ayuntamiento!

¿Me recibís desde hoy

por vuestro adoptivo hermano?

Pues bien, ya sabéis que soy

desde ahora vuestro paisano.

¡Gracias, al Ayuntamiento!

Gracias al pueblo del Guijo!

No hay en mi merecimiento

para adoptarme por hijo.

Mas esta Corporación

lo manda así, y obedezco;

acepto la distinción

mas sé que no la merezco.

Yo no soy más que un poeta

que vuestros hondos sentires

enamorado interpreta

con vuestros propios decires.

Yo no hago más que cantares

que pintan vuestros amores,

la paz de vuestros hogares,

la hiel de vuestros dolores.

Canto ese cielo divino

donde con Dios viviremos,

si de la vida el camino

con honradez recorremos.

Canto esos campos en calma,

donde el Señor ha vertido

soledades para el alma,

deleites para el sentido

Campos de donde han tomado

dulzuras mis canturías,

campos que han dulcificado

mis tristes melancolías;

Campos que han sido testigos

de mis dolores secretos,

campos que son mis amigos

más leales y discretos.

Campos de donde esperamos

el pan que nos alimente,

campos que todos regamos

con sudor de nuestra frente.

Campos donde agradecido

debe todo hombre exclamar:

¡Bendito el Dios que ha podido

tantas grandezas crear!

Eso entre vosotros vi

Y eso en mis versos canté.

¡Qué sepan lejos de aquí

lo que en el Guijo encontré!

Seguid vosotros marchando

del bien por las anchas huellas,

que yo seguiré cantando

vuestras virtudes más bellas.

Yo haré que lejos, muy lejos

todos seáis admirados;

pero seguid mis consejos,

que son consejos honrados.

Vosotros, graves varones,

que jefes sois de un hogar;

mirad que vuestras acciones

los hijos han de imitar.

Mirad que el jefe que mande,

entero al cargo se ofrece,

y tiene un deber más grande

que el súbdito que obedece.

Y rey que ha de gobernar,

si respetado ha de ser,

debe a los suyos guiar

por la senda del deber.

Se debe al hijo querido

algo que al alma alimenta,

algo que es más que el vestido

y el pan que el cuerpo sustenta.

Hijos sin Dios educado,

no es hijo respetuoso,

ni puede ser hombre honrado,

padre amante y buen esposo.

Hijo que no ha recibido

Cultura de racional,

es un salvaje vestido

con traje de hombre social.

Primero es niño insolente,

Groseramente procaz,

dañino y desobediente,

desvergonzado y audaz,

Más tarde será un mozuelo

de esos sin Dios y sin padre,

de esos que escupen al cielo

y escupirán a su madre.

Y luego un mozo perdido,

provocativo y vicioso,

con un corazón podrido

y un cerebro tenebroso.

Los hijos que ahora criáis

no son esos, a fe mía,

pero si no vigiláis,

ya lo serán algún día.

 

Vosotras, fieles y honradas

esposas de alma ejemplar;

las que vivís consagradas

al gobierno del hogar,

las que al esposo adoráis,

las que mitigáis sus penas,

las que a llevar le ayudáis

la carga de sus faenas;

las que en sus horas sombrías

sois su consuelo mejor,

las que de sus alegrías

sois la alegría mayor;

las que, si enfermo le véis,

junto á su lecho veláis,

y el sueño por él perdéis,

y al cielo por él rogáis,

y al ver su salud perdida,

sois, con afán generoso,

capaces de dar la vida

por la salud, del esposo…

Vosotras, que compañeras

sois suyas tan diligentes,

sed también sus consejeras

benévolas y prudentes.

Dadle con vuestros amores

luz que le sirva de guía

y perdonad sus errores

si alguna vez se extravía.

Dejad que gobierne y mande,

porque él es rey del hogar

y fuera un pecado grande

derecho tal usurpar.

Dadle consejos de amiga

con amoroso decir,

pues lo que amor no consiga,

¿quién lo podrá conseguir?

La paz en casa sembrad

y reine en ella ese nombre,

porque una casa sin paz

es el infierno del hombre.

Brindadle paz al esposo,

sed su perenne consuelo,

y ese infierno tenebroso

convertiréis en un cielo.

 

Vosotras, madres del Guijo,

fuente de oscuras hazañas,

las que tuvisteis un hijo

dentro de vuestras entrañas;

las que supisteis cuidarlo

entre desvelos y penas,

las que supisteis criarlo

con sangre de vuestras venas;

las que debéis siempre ser

el ángel de vuestro hogar,

las que enseñáis a creer,

las que enseñáis á rezar;

las que vivís suspirando

con afanes infinitos,

noche y día trajinando

por el pan de los hijitos,

y _con semblante risueño

su mitad les entregáis,

y si el pedazo es pequeño

también el vuestro le dais;

vosotras, madres amantes,

fuentes de amores benditos,

¡vivid siempre vigilantes

por el bien de los hijitos!

Quien tanto los sabe amar,

¿ha de tener corazón

para dejarlos marchar

por sendas de perdición?

Prenda que son tan queridas

y cuestan mil sacrificios,

¿quién querrá verlas hundidas

en el fangal de los vicios?

¿De qué servirá criados

con cariño maternal,

si logra el vicio arrojados

a los abismos del mal?

¡Ay de la madre que olvida

lo que Dios le ha confiado!

¡Ay de la que trae a la vida

un blasfemo o un malvado!

Porque si esa madre ha sido

culpable de tanto mal,

de Dios le caerá en su oído

esta sentencia fatal:

-¡No fuiste mujer bendita

que al mundo dio un hijo bueno!

¡Fuiste víbora maldita.

que al mundo distes veneno!

Madres amantes del Guijo,

madres celosas y buenas,

las que dierais por un hijo

la sangre de vuestras venas,

las que lucháis por criados

como azucenas lozanas,

¡no os olvidéis de educarlos

con enseñanzas cristianas!

En nombre del Poderoso

que quiso el mundo crear

y de un soplo portentoso

pudiera el mundo arrasar;

en nombre del Dios clemente,

del padre de los mortales,

cuya mano providente

derrama el bien a raudales;

en nombre del que amoroso

salud y pan nos envía

y desde ese cielo hermoso

nos manda la luz del día;

en nombre del que las plantas

hace en los campos crecer

y en ellos bellezas tantas

pródigo sabe verter;

en nombre del Dios eterno,

del que del Cielo es la llave,

del que arroja en el infierno

lo que en el Cielo no cabe…

yo os pido, madres cristianas,

que no entreguéis los hijitos

a libertades insanas,

fuentes de vicios malditos.

Yo os pido, madres amantes,

que a los hijos protejáis,

que siempre estéis vigilantes,

porque si en ellos fiáis,

en los abismos abiertos

del mal los veréis caídos,

y es menor mal verlos muertos

que conocerlos perdidos.

No me digáis que ninguna

verlos perdidos quisiera,

pues sé que no hay madre alguna

que tenga entrañas de fiera;

pero alguna puede haber

que no se pare a pensar

que hay un modo da querer

que es un modo de matar.

Cariños mal entendidos.

y locamente otorgados,

hacen más hombres perdidos

que hombres juiciosos y honrados.

No quiere bien quien halaga

pasiones que en otro viere:

¡el que mayor bien nos haga,

aquel es quien más nos quiere!

Y siendo un bien singular

la educación que nos den,

querer bien es educar,

porque es hacernos gran bien.

Sólido bien verdadero

que al hijo que lo comprenda,

le valdrá más que el dinero,

le valdrá más que la hacienda.

Honradas madres del Guijo:

si amáis al pueblo también,

no le deis un sólo hijo

que no sea un hombre de bien.

Vivid, vivid educando,

vivid, vivid reprendiendo,

noche y día vigilando,

noche y día corrigiendo.

Poned, el alma en la empresa

de dar buena educación,

que precisamente es esa

vuestra principal misión.

¿Reglas queréis y lecciones

para ese fin conseguir?

Pues sólo en cuatro renglones

se ,pueden todas reunir:

El hijo en casa ha de ver

ejemplos de bien obrar,

ejemplos de bien querer

y ejemplos de bien hablar.

Y basta, cristianas madres,

porque bien debéis saber

que lo que fueron los padres

los hijos luego han de ser.

Y si bien los educáis,

mañana os respetarán,

y si pan necesitáis,

pan y cariño os darán.

 

Doncellitas guijarreñas:

dijo verdad el que dijo

que sois sanas y risueñas

como los campos del Guijo.

Sus rosas os dan colores,

aroma os dan sus violetas,

sus mozos os dan amores

y os dan versos sus poetas.

Sois la luz y la alegría.

de vuestros limpios hogares,

la gala y la poesía

de las fiestas populares.

Sois la mayor hermosura

que nuestros ojos recrea;

sois la gentil donosura

que nuestro pueblo hermosea.

Gloria de vuestros paisanos,

orgullo de vuestros padres,

honor de vuestros hermanos,

carilla de vuestras madres.

Del rudo trabajo amigas,

a él os entregáis sin quejas,

hacendosas como hormigas,

laboriosas como abejas.

Sois las palomas torcaces

que en los montes guijarreños

arrullan nuestros solaces

con arrullos halagüeños.

Sois juventud y alegría,

sois vida fresca y lozana,

sois amor, ,sois bizarría,

¡sois la ,mujer del mañana!

Tenéis toda la belleza.,

todo el gracioso buen ver

que puede Naturaleza

dar á un cuerpo de mujer.

Mas esa gran hermosura

no es vuestra prenda mejor:

hay otra más alta y pura,

hay otra de más valor.

¿Conocéis esa lozana

flor de exquisita bondad?

Pues es la virtud cristiana

que se llama honestidad.

¿Veis una rosa muy bella,

pero con muy mal olor?

Pues eso es una doncella

Sin la virtud del pudor.

El pudor es el aroma

del alma de la mujer:

con él, es una paloma,

pero sin él ¿qué ha de ser?

Un aborto abominable

que inspira pena y horror;

una mujer despreciable

para todo hombre de honor.

Carne que el vicio ha comprado,

alma al demonio vendida,

un trapo roto y manchado

que se pisa y que se olvida.

Simpáticas guijarreñas:

si dijo verdad quien dijo

que sois sanas y risueñas

como los campos del Guijo,

yo, que sé quereros bien,

quiero que diga verdad

quien diga que sois también

modelos de honestidad.

Porque una linda doncella

sin la virtud del pudor,

es una rosa muy bella,

pero que no tiene olor.

 

Vosotros, mozos briosos

de este apacible lugar,

los que en él vivís dichosos,

sin penas que lamentar:

sois la savia de la vida

del pueblo que cuna os dió;

sois la mano encallecida

que en huerto el erial trocó,

sois la mano que trabaja,

la que planta y la que riega,

la que poda y la que taja,

la que siembra y la que siega,

la que esparce y amontona,

la que roza la senara,

la que limpia y la que abona,

la que cava y la que ara…

Sois los brazos vigorosos

de vuestros padres queridos,

que ya viejos y achacosos,

van sintiéndose rendidos.

Sois fuerza que está creando,

sois vida que está latiendo,

sois dicha que va cantando

y amor que viene riendo.

Sois la raza fuerte y sana

que viene al nuevo vivir,

sois los hombres del mañana,

¡sois del Guijo el porvenir!

Juventud que vas trepando

por la cuesta de la vida

y contenta vas mirando

que es hermosa la subida:

si por ella tú supieras

caminar con alma honrada,

de seguro que tuvieras

menos triste la bajada.

Bizarros mozos del Guijo,

que de honradez sois dechado:

a vosotros me dirijo

con este consejo honrado:

jamás deshonréis las canas

de vuestros padres querido

con ruines obras villanas

de corazones podridos.

Jamás amarguéis los días

postreros de su existencia

con infames rebeldías

de hijos sin Dios ni conciencia.

Jamás le deis el suplicio

de veras encenagados

en los abismos del vicio,

que son mansión de malvados.

¡Sed honrados, porque el Cielo

premia el honrado vivir!

¡Haced un pueblo modelo

del Guijo del porvenir!

 

Vosotros los que ejercéis

la misión de gobernarnos,

los que adelante debéis

por buen camino llevarnos,

los que del orden cuidáis

con desvelos paternales

y fielmente administráis

los intereses locales,

sabéis que de Dios emana

toda humana autoridad,

y el hombre que la profana,

profana la santidad.

Sabéis, honrados varones,

cuán estrechas, cuán sagradas

son esas obligaciones

que os tienen encomendadas.

Cumplidlas honradamente,

con probidad ejemplar,

pues ello ha de ser la fuente

del público bienestar.

Gozan los pueblos honrados

riquezas y prosperidades,

si están bien administrados

por buenas autoridades.

Conducidnos por orientes

de progreso y de cultura,

que son las mejores fuentes

de toda dicha futura.

Pueblos que sin tales frenos

corren por otros caminos,

son tribus de sarracenos,

son manadas de beduinos.

Y eterno borrón cayera

sobre vosotros mañana,

si vuestro gobierno hiciera

del Guijo tribu africana.

 

Y a vosotros, ciudadanos

que con honor y pericia

tenéis hoy en vuestras manos

la vara de la Justicia,

también os quiero invocar,

también os quiero pedir

que antes que prevaricar,

sepáis con honra morir.

Caed como una centella

sobre la humana malicia

si torcer quiere hacia ella

la vara de la Justicia.

Y al que la pide y la tiene,

dádsela sin vacilar,

aunque un puñal os ordene

tales derechos robar.

Públicamente os lo digo

para de ejemplo servir,

y un pueblo entero es testigo

de lo que voy á decir:

Si a este sitio la malicia

me acerca una sola vez

y os propongo una injusticia,

tentando vuestra honradez,

que lo hagáis público quiero

para que el pueblo del Guijo

me llame mal caballero,

indigno de ser su hijo.

 

Vecinos de este lugar:

si en algo hablando ofendí,

bien me podéis perdonar,

porque ofender no creí.

Hablé con alma sincera

y quise un consejo daros

por si esta es la vez postrera

que en público vuelvo a hablaros.

Hablé porque al Guijo quiero

y al bien aspiro del Guijo,

pues no soy su forastero,

sino que ya soy su hijo.

Y quiero vivir en él

y su gloria procurar,

como un hijo honrado y fiel

que quiere a su padre honrar.

Yo soy de todos, vecinos:

cuente conmigo cualquiera

cuando por buenos caminos

que yo le acompañe quiera.

Son para mí, sin resabios,

iguales grandes y chicos,

iguales rudos y sabios,

iguales pobres y ricos.

Y aunque a todos por igual

doy confianza y amor,

el más honrado y leal

siempre es mi amigo mejor.

Vivamos todos unidos

por lazos de afectos sano.

¡Los pueblos están perdidos

si no son grupos de hermanos!

Se vive en buena hermandad

cumpliendo esta condición:

tenga el rico caridad

y el pobre resignación,

A todos juntos suplico

que cada cual así obre:

al pobre, que ayude al rico,

y al rico, que ampare al pobre.

Así ha de darnos el Cielo

salud y bienes sobrados,

y el Guijo será un modelo

de pueblos cultos y honrados.

Si el bien del pueblo anheláis,

dadle paz, honra y honores,

y en prueba de que lo amáis,

decid conmigo señores:

¡Viva por eternidades

nuestra cristiana fé pura!

¡Vivan las autoridades

amantes de la cultura!

¡Viva la fé en los destinos!

de nuestra aldea sencilla!

¡Vivan todos los vecinos

del Guijo de Granadilla!

José María Gabriel y Galán

José María Gabriel y Galán

FICHA: Sólo para mi lugar / José María Gabriel y Galán. — Cáceres : Tip. de Sucesores de Alvarez, 1903. 23 p. ; 18 cm. (sign. 6534)